Ahora estás ahí, con la mirada perdida y perdido entre tus pensamientos que crees que sólo tú conoces, pero que por desgracia, yo también.
Y yo, espero el momento perfecto para decirte que me faltan razones y tiempo para contarte todo desde el principio.
Me voy para siempre y me duele que contestes un ''que te vaya bien'' sin importancia.
Que los te quieros que faltaron por decir me los llevaré conmigo, y que los días que no estaré contigo, ya los estoy echando de menos. Por cobardía o por falta de valor me guardé todo, y ahora huyo de ti por miedo a equivocarme y caer en la tentación de cometer otra locura más sólo para estar contigo.
No quiero escuchar canciones tristes que hagan volver del pasado los malos momentos otra vez, ni buscar respuestas a preguntas sin sentido como ''¿qué hubiera pasado si me hubiera quedado?'' . No me apetece mirar a otro lado que no sea hacia delante, y me tocará aceptar que definitivamente te perdí para siempre, que el que no arriesga no gana, pero yo me guié más por el instinto de mantenerme alejada del fuego por si me quemo.
Pero ya da igual, no hace falta que me abraces en los días fríos, ni que me consueles cada vez que me sienta mal, ni que me digas lo siento cuando no sientes nada.
Por gusto o por disgusto, existe la distancia para olvidar y el tiempo para curar heridas, que luego dejan cicatrices, pero acabaran sin importancia, y no quedarán razones para recodar qué fue lo que ocurrió para que hiciesen tanto daño.
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