domingo, 13 de mayo de 2012


Un día aprendí que, puede que sean las cuerdas vocales situadas en nuestra garganta las que emiten los sonidos que acaban convirtiéndose en palabras que vomitamos por la boca, pero que realmente quien habla es el corazón.
 Y en este trayecto corazón - garganta, se encuentra un aparatito que en ocasiones se activa, y cuya función es tergiversar al completo todo aquello que recibe de nuestro corazón. Y es por eso, por lo que las personas a veces sienten y quieren decir ciertas cosas, pero cuando abren la boca parece que demuestran todo lo contrario.
 Es a ese aparatito, al que inconscientemente le otorgamos el mayor poder sobre nuestras palabras. El único capaz de cambiar, qué sé yo, el más profundo "te quiero" pronunciado por nuestro corazón, por el más asqueroso "te odio" que finalmente expulsamos por la boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

J.D. Salinger

Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo