sábado, 29 de septiembre de 2012

Impresionante el tiempo, la velocidad de nuestras vidas. Me refiero a que rápido cambiamos de idea y a la facilidad con la que nos pegamos a personas, manías, sentimientos, etc. Hoy amamos mañana odiamos, pasado no arrepentimos y a veces llegamos a un punto de arrepentimiento, en el que pedimos que todo vuelva a ser como era antes. En fin, nos damos cuenta de que somos bastante efímeros y superficiales, pero, en ese momento es cuando queremos cambios, en general son buenos, pero me he dado cuenta que en este momento es cuando la gente se equivoca demasiado y acaba fastidiándose. El secreto de los cambios está en que tienen que ser lentos, tenemos que estar atentos, a veces tenemos que ser hasta un poco “detallista”, porque al fin y al cabo, la dirección es mucho más importante que la velocidad. Ya decía Lucio Séneca “Cuando no sabes a donde ir, ningún viento es favorable”.

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J.D. Salinger

Tiene gracia. No cuenten nunca nada a nadie. En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo